Si pudiese entrar en tu cuarto, nena
sin que despiertes y en sombras
soplaría entre tus sábanas
torrentes de pena
ondulan, destellan.
Invitarte a ser mi noche eterna
a fantasear con tu imaginación
rescatarte entre las tinieblas.
El viento hace bailar
el cortinaje como hojas
que en otoño, hacia el cielo van.
Su cuerpo, se platina y estremece
y yo...
desde la orilla
susurro...
Acechando tus secretos, nena
cuido que no te me vallas
y me dejes solo
en este mundo vacío, despierto
deseando que vuelvas.
Aterrizaré sobre tu cama y sin que despiertes...
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