No
debí pensar jamás en lograr tu corazón y sin embargo te busqué hasta que un díate
encontré. Y con mis besos te aturdí sin importarme que eras buena.
Tu
ilusión fue de percal, se rompió cuando partí. Pues nunca nunca más te ví…Oh,
que amarga fue mi pena.
“No
te olvides de mi, de tu Gricel” me dijiste al besar el cristo aquél y hoy que
vivo enloquecido porque no te olvidé ni te acuerdas de mí
Me
faltó después tu voz y el calor de tu mirar y como un lo loco te busqué y ya
nunca te encontré y en otros besos me perdí, mi vida toda fue un engaño. Que
será Gricel de ti se cumplió la ley de Dios…ah, que amarga fue mi pena.
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